INDIA: 10 AÑOS DESPUÉS DE LOS DISTURBIOS, CRISTIANOS INOCENTES TODAVÍA SUFREN Y ESPERAN JUSTICIA

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INDIA CRISTIANOS ESPERAN JUSTICIAUna viuda en Kandhamal, India, une sus manos para orar. En el 2008 una muchedumbre de nacionalistas hindúes asesinó a su esposo frente a sus ojos debido a su fe cristiana. Después de 10 años, ella junto con otras viudas quienes enfrentaron la misma suerte, todavía se reúnen para darse ánimos unas con otras y para alabar a Jesús.

Un grupo de siete mujeres al Sur de la India se reúnen para hablar, llorar y para orar.

Ellas se reúnen como cristianas, se lamentan juntas como mujeres a las cuales sus esposos fueron asesinados frente a sus ojos. Algunas de ellas sostenían a sus esposos mientras eran apuñalados brutalmente en el pecho y la cara hasta que murieron. Una de ellas recuerda dolorosamente el día que vio a su madre siendo quemada viva.

La mujer fue testigo de las formas más atroces y extremas de justicia, creando una vida de aflicciones, sostenida firmemente por una profunda cicatriz emocional. Las heridas que son cosidas por una fe firme de que su Señor las librará del dolor de esta vida y que un día ellas se reunirán con sus esposos en el cielo.

Toda la región de su villa fue devastada por acciones llenas de odio. Cada casa fue quemada hasta los cimientos. Aquellas que no perdieron a su padre, perdieron a su hermano. Aquellas que no perdieron a su hermano, perdieron a su esposo.

Al norte de la India, un pequeño auto pasa a través de las congestionadas calles de Kashmir. El conductor, Arif, pasóo toda su vida ahorrando suficiente dinero para poder comprar su taxi, conocido en su cultura como un “bici taxi”. Con cada pasajero que entra a su vehículo llega también la oportunidad para que él pueda predicar el evangelio de Jesucristo.

En un estado que es 99.5 porciento musulmán y violento hacia los individuos de otras religiones o creencias, esto es lo que él hace.

El comparte este Evangelio en el carro a las almas que más lo rechazan; eso era lo que hacía, hasta que los locales se dieron cuenta y quemaron su bici taxi, su sustento, la forma en que el mantenía a su familia, lo quemaron todo.

El vehículo que maneja hoy en día es rentado. El hace esto para mantener su negocio en pie, pero lo hace a un costo mayor. Ese costo, esa carga, no es más grande que la carga que llevan en su vida diaria los no creyentes a los cuales él les predica así que el continúa proclamando en el nombre de Jesus.

En todo su alrededor hay militares armados y policía. A su derecha hay un lugar donde los militantes y extremistas se reúnen para apedrear gente hasta la muerte. Entre el caos, una luz brilla desde un bici taxi que navega a través de las calles de odio, esparciendo amor a través del evangelismo.

A cientos de kilómetros de allí en Odisha, un líder cristiano está parado en el techo de su casa. Viendo hacia su comunidad. El fondo está dominado por montañas masivas y selva verde que harmoniosamente completa la escena. El señala a varios hombres que trabajan en la calle, uno por uno, identificándolos como algunos de los incendiarios que trabajaron juntos para quemar su casa y la casa de cada cristiano que vive en el área.

su casa ha sido reconstruida desde entonces; es aquí donde él vive hoy, donde él sirve, sin importar las condiciones y persecución que enfrenta. Asi es la vida de un cristiano en el área rural de la India.

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